No es que viva ajena a la actualidad política, es que cuando llega la tarjeta censalsiento cierta oficialidad ante unas nuevas elecciones. Puede que sea por los años que he trabajado en la administración o por las distintas noches electorales que he vivido, lo cierto es que la próxima cita electoral será distinta, porque es “repe”.
¿Votamos lo mismo? ¿A los mismos? Seis meses en funciones o seis meses en campaña. Todo depende desde donde se mire este tiempo de espera y compás, aunque al final parece que nos ha unido una sensación de debilitamiento como votantes. De hecho, estos días salen encuestas que reafirman la distancia entre electores y futuros elegidos, como si se pueda prescindir de toda la logística política, como si cualquiera de nosotros no pudiéramos ser uno de ellos o ellas.
A mí, me anima saber que habrá más debates que nunca. No porque las intervenciones vayan a ser reveladoras -eso sí que sería una grata sorpresa -, sino porque confío en que la distancia de la televisión cambie el desapego por algún tipo de sentimiento motor, uno lo suficientemente fuerte como para llevarnos con la tarjeta censal a votar el domingo 26 de junio. Que para quien no lo sepa, tendrá un punto extra por ir después de Hogueras. Lo que no sé es para que sirve el punto.
Volcados en debates y huyendo de las grandes plazas parece que todos quieren probar suerte con la viralidad de los mensajes frente a la cantinela -o mensaje fuerza- dirigida a sus propios afiliados y simpatizantes. Para que luego digan que lo del mundo digital no tiene su importancia. En este nuevo tiempo, va a ser especialmente interesante comparar resultados, pues en un impás tan corto, la comparativa va a escocer más, sobre todo, a los que pierdan por poco.
Nota: No me pienso perder la revista post electoral de ACOP.