

La innovación ha facilitado la creación de nuevos y excepcionales avances que han acercado el deporte a muchas personas con discapacidad. Cada vez que nos acercamos a este lado de la tecnología, creo que es posible un mundo mejor.
Hace tiempo tropecé con la iniciativa de un equipo de investigación de la Universidad de Alicante que todos los años se marcaba el objetivo de desarrollar juegos para personas con discapacidad cerebral con la ayuda de APCA. Su propósito era tan loable como atractivo para quienes creemos que la innovación nos puede facilitar la vida. Y no hablo de controlar todos los mandos de la televisión desde el móvil, sino de sillas que ponen erguido a un parapléjico o dispensadores inteligentes de medicación crónica. En la idea de mejora, incluyo todo aquello que es básico para vivir y gozar de autonomía.
Desde ese artículo en Alicante Plaza, “La ‘fábrica’ de tecnología inclusiva de la UA busca mecenas” me he interesado por el tema y buscar iniciativas en esta materia. Es sorprende conocer la cantidad de avances que hemos ido incorporando y que se han normalizado.
Por ejemplo, el apartado de las prótesis daría para escribir todo un capítulo. Podríamos empezar por la cadera, que tanta calidad de vida está dando a personas mayores y no tan mayores. Y continuar con las relacionadas con extremidades. El caso más famoso es el de Óscar Pistorius. El atleta sudafricano desafió al establisment deportivo y participó, no es la paraolimpiadas, sino en las olimpiadas de Beijing (2008) con sus dos prótesis de fibra de carbono. Se abrió un nuevo capítulo que dejaba abiertos muchos interrogantes.
El temor que produce la innovación en el deporte es directamente proporcional a la marca que se consigue. En 2012, vino el escándalo de los bañadores de Poliuretano y hay otros muchos casos.
Tras las tempestades, donde incluyo la crisis, está la explosión de proyectos emprendedores. Esto me llevó a la iniciativa Global Sports Innovation Center, impulsado por Microsoft en 2015. Os invito a dar una vuelta por esta página y conocer a esta organización sin ánimo de lucro que se financia con las aportaciones de sus socios. Descubres tantas empresas, para mí desconocidas, que alegra comprobar que hay el deporte ha sabido generar su propio ecosistema innovador. De acuerdo. No hay un apartado dedicado a la inclusión de manera específica. Quizás lo anuncien pronto.
Luego hice una parada por varias publicaciones y búsquedas. Re localicé el proyecto emprendedor de la Universidad Miguel Hernández, Rois Medical. En realidad, el mérito es de Robert Vallejo un ingeniero industrial que se ha empeñado en convertir una silla de ruedas de transferencia en un producto de apoyo para mejorar la calidad de vida de las personas con movilidad reducida.
Nace Biokining
En medio de estas lecturas, apareció el proyecto Biokining. Esta web la desarrollo junto a otros compañeros de máster y, aunque estamos en periodo de pruebas, creemos que el deporte y la tecnología tienen cada día más en común. Para la primera prueba, nos hemos enfocado en el omnipresente fútbol. Qué tecnología se usará en el Mundial 2018 y otros muchos y significativos detalles alrededor de cámaras, conexión, pixeles y el temor, de nuevo el temor, a que los goles fantasmas reaparezcan.
Ahora queremos elaborar un amplio listado de noticias y secciones, pero ya os adelanto que el primer hueco será para la tecnología inclusiva. También habrá espacio para los hombres y mujeres biónicas y analizamos cómo ese imaginario futurista de “Yo Robot” o de “Blade Runner” puede darse.
Espero que el más rápido y mejor no se convierta en pseudo intentos tecnológicos. A mí, el deporte me trae pasión, ya sea en una pista, andando o sentada viendo a Rafa Nadal o Carolina Marín. La tecnología no debería alterar ese sentimiento. O eso, me gustaría.