El esperanto fue una lengua auxiliar construida por un polaco a finales del siglo XIX con la ambiciosa intención de que fuera lengua internacional universal. Sin embargo, todos sabemos que se quedó en agua de borrajas. Un ruso escribió su base y los buenos propósitos se han ido esfumando a medida que el inglés ha crecido como valor comercial y científico y el español como fuerza demográfica. Lo que iba a ser lengua común y referente se licuó.
Algo así está ocurriendo con la transparencia administrativa. Es cierto que la información pública ha dado un giro positivo. Hay un mayor vuelco de información en las webs administrativas y la sensibilidad hacia la ciudadanía existe, bien porque es la lógica de los tiempos, bien por el temor a ser señalado como corrupto. No obstante, el gran vuelco de datos e informaciones está lejos del sentido. Las administraciones, en general, hablan esperanto y el resto de los humanos seguimos con nuestro castellano e inglés. Parece lógico pensar que, por muy universal que debiera ser la transparencia, no se ha hecho en la lengua de uso, sino en una construida y pensemos que con la sana intención de ser entendida.
Los mejores ejemplos los tenemos en los boletines oficiales. Cojan la administración que deseen y lean uno. Vistos en frío y sin práctica, son códigos encriptados. Modificaciones presupuestarias, cambios en leyes o normas, anuncios de obras, etc. que te anuncian una información que luego no viene y que tienes que ir a consultar o bien a las oficinas -sólo sabes que es un cambio, pero no sabes de qué- o bien a la web -un link genérico donde resulta más fácil volver atrás para preguntarle a San Google.
Existe la opacidad del lenguaje administrativo y nos hemos acostumbrado a leerlo -algunos-, obviando el verdadero sentido de la transparencia: Publicar información para que el resto entienda lo que haces y no colgar datos por colgar. En Alicante, contamos con un experto Miguel Ángel Blanes, que aunque ha llegado a un grado de profundización mayor, viene abanderando la idea de un modelo de transparencia para los ciudadanos, no para las administraciones, hace mucho tiempo.
Colgar un pdf es un acto bonito y de agradecer, pero ¿se entiende el texto?. Desde aquí hago, humildemente, una propuesta y es que cuando se ponga información en los boletines o en las webs públicas se adjunte la información y se escriba pensando en que se lo tienes que contar a tu madre o a tu hijo. Vamos que lo tiene que entender todo el mundo, Porque si volvemos a resucitar el esperanto, mal vamos.