¿Conoces a alguien que sea cansino? ¿Dónde está la línea entre lo insistente y el hartazgo? ¿Lo sufres con algún tipo de mailing? La sensación de estar bombardeados por continua información está muy presente en estos tiempos. La era digital ha creado el spam, pero también los correos machacones. Lo que no ha inventado es el oficio de cansino.
Pesado o pesada, no es una cuestión de sexo, todos hemos soportado a alguien así en nuestra vida. Gente que nos dejaba sorda de contenido y aceleraba nuestro pulso, porque no callaba ni discriminaba lo importante de lo interesante. Con un poco de suerte, sacabas a pasear la buena educación, la paciencia infinita o fingías una llamada urgente que te sacaba del laberinto.
La profesión que mejor uso hizo de la palabra fueron las teleoperadoras -la mayoría eran mujeres- que te llamaban para ofrecerte un descuento en tu línea de teléfono. Al final, nunca te cambiabas simplemente por no seguir colgada al móvil y porque era tan cansino que repelía el bolsillo.
Ahora, a pesar de la obligatoriedad de la tecla de DAR DE BAJA, hay empresas que no han aprendido y convierten el correo en una llamada cansina. Son peor que un spam y seguro que San Google, al final, nos podrán otra tecla para filtrar a los cansinos. O eso espero. De momento, no distinguen entre el interés, la dulce persuasión y el agotamiento.
En concreto, hay una compañía que me llama desde Polonia hace días. Que lo mismo es algo super interesante y me lo estoy perdiendo, pero es que coincide con un boletín que me di de baja y se llama SALESmanago. Borrarse es como una competición de gimkana. La culpa es mía por darle a me gusta, cuando sólo había leído una entrada. Si es que no aprendo.