No sé qué pasará en los dos próximos años tras la votación del Brexit, pero el contador de salida de Gran Bretaña de la UE se ha puesto en marcha esta madrugada. Estos días pensaba en el trabajo que hice en la universidad sobre la Commonwealth, el imperio del siglo XX, y mi conclusión es que no sabía explicar porque los británicos estaban en Europa si ya tenían su propia versión real de la unión comercial.
Así es que la apurada victoria de los escépticos, de los ingobernables, de los extremistas y de los que simplemente están hartos, no me ha sorprendido. La burocracia de Bruselas es un enemigo poderoso al que todos, en algún momento, hemos culpado de algo. Personalmente, lo hice hace poco por el bochornoso papel que estamos jugando ante los refugiados sirios.
En los próximos días, leeremos y escucharemos opiniones doctas sobre las consecuencias. El “Y Ahora Qué” será un puzzle difícil de ir produciendo. De entrada, el otro día INECA decía que, en la provincia de Alicante, poníamos en juego más de 2.000 millones de euros. Seguro que al medir el alcance económico del Brexit fue imposible calcular la cara de imbéciles que se le ha debido quedar a alguno cuando piense en exportar o simplemente en ir a trabajar allí. Mi compañera de Master Miriam diría que la solución está en McDonald, parada obligatoria en el periplo para aprender inglés en cualquier país del mundo.
No será difícil ir a la conquista de la libra, o ¿sí? A los hoteleros de Benidorm, que compiten con otros mercados por precio y seguridad, no les preocupaba; pero, por si acaso empezaría a hacer cuentas con el Excel con un escenario optimista -la libra se queda como está-, otro de cambio -leve devaluación de la misma- y otro pesimista, donde la capital de la Costa Blanca se convierte en el primer destino soñado por los ingleses. Aunque la clave está en los más de 15.000 ingleses residentes que hay en la Vega Baja, sobre todo, en Orihuelica del Señor. Ahí también tendrá que coger la tabla de Excel para la recaudación de impuestos locales el próximo año y estar atentos a las posibles marchas. Otra opción es hacer una encuesta en las tiendas de chinos para ver si venden muchos carteles de RENT o SALE.
A mi me preocupa el resultado y las consecuencias del Brexit, porque la vieja Europa pierde a los James Bond de la alianza; pierde, reconozcámoslo, cierta frescura y humor. Quizás ahora la reina Isabel se plantee dar un paso atrás. No me extrañaría para que se hable de otra cosa y Cameron tenga tiempo de ir a Islandia, un sitio fresquito, aunque un poco menos helado que el 10 de Downing Street de Londres.