Tardaremos un tiempo en conocer las consecuencias reales del tuit de Hawkers México. La empresa ilicitana se tomó su tiempo para dar respuesta a una crisis. De la suerte de vivir en directo su crisis, comparto tres cosas que he aprendido.
El pasado 9 de noviembre Hawkers México publicaba un tuit hilarante sobre la victoria de Donald Trump y las posibles consecuencias para los mexicanos. Durante unas cuantas horas, el mensaje “Mexicanos, pongase estos lentes para que no se les noten los ojos hinchados mañana en la construcción del muro” estuvo circulando sin problemas. La familia Hawkers vivía feliz en España y se fue a dormir; pero de madrugada -siempre horario Madrid-, los teléfonos encontraron respuesta en David Moreno, director creativo. Por como lo contó él a los cientos de alumnos de Publicidad y del Master de Marketing de la UA, el Community del otro lado del Atlántico estaba al borde la desesperación. Checo Pérez, piloto de Fórmula 1, no había descolgado el teléfono, ni mandado un mail a uno de sus patrocinadores. Checo cogió el móvil y públicamente había anunciado su ruptura con la marca de gafas.
Móvil en mano, pijama puesto y al más puro estilo “creo que la hemos cagado”, uno de los fundadores se marcaba un vídeo casero pidiendo disculpas sinceras. Asumió, sin duda, parte del problema. Él lo sentía de corazón y así lo decían en su hastag.
El problema de la viralidad es que va en dos direcciones y ellos estaban experimentado ambas -porque que yo sepa no han dejado de vender. Así que todo parecía indicar que suspenderían la charla organizada en la Universidad de Alicante para alumnos y ex alumnos que vivimos, unos más que otros, la puesta en escena de una crisis.
Por no hacerlo más largo, el tema trajo cola. Pude escribir una pequeña pieza para Alicante Plaza hablando sobre el momentazo “crisis”. Una semana más tarde, los ‘chicos de las gafas’ anunciaron la creación de la Fundación Querido Sergio por Hawkers. La iniciativa arranca con pasta de por medio, lo que a todas luces, es un gesto obsceno en mi modesta opinión, porque me recuerda al chandal que le regaló un ex marido a su mujer cuando le puso los cuernos con otra. Quizás a ellos, les dé resultado porque son trasgresores natos. Espero que sí.
Así que, ahora que el mundo y una humilde servidora, ya conocen el desenlace de la primera parte, tengo que confesar haber aprendido tres cosas:
- Genialidad y naturalidad expositiva. Me encantó como contaron lo sucedido. De todas las versiones que se pueden contar en una situación tan tensa, es de agradecer que los ‘presionados” (medio mundo les buscaba) fueran fieles a su palabra. Nos explicaron una situación que les estaba machacando como nunca lo había hecho otra. Es uno de los puntos que tendrán a su favor. Es un sello de autenticidad, difícil de entender y al tiempo, admirable en todo su concepto, sobre todo, cuando el muro se te está viniendo encima.
- Proporcionalidad Out. Crecer de la manera que lo ha hecho Hawkers y conseguir lo que han conseguido en el mercado online ha debido mover los conceptos de proporcionalidad. Me chocó en todo momento, que 3 de los 4 fundadores estuvieran allí con una parte de su equipo de comunicación. Uno de ellos, cualquiera, porque todos sabían conectar con el público allí presente hubiera sido suficiente para hablarnos de su historia increíble. No acaba de entender cómo si el problema era tan brutal estaban allí y no resolviendo. Sí es cierto que el director de Marketing Pablo Sánchez se marchó en cuanto llegó el creativo, pero ver desfilar a unos y a otros, dejaba un estrecho margen entre lo original y el precipicio que es toda crisis.
- Aprender a vivir en la espiral del nosotros mismos. No tardó mucho el director general Paco Pérez en despreciar a los ‘periodistas’ como colectivo, usando la vieja técnica de “no creas lo que lees porque ellos no saben lo que dicen”. Con esa misma tensión, despreciaron las ayudas que, al parecer, les estaban ofreciendo empresas de reputación. Entiendo que más que ayuda sería trabajo. Sin embargo, lo que me admiraba, pues había algo de “made your self”, ocultaba la gran empresa de comunicación (RGTogether) que trabaja para ellos y que, en ningún momento, revelaron en la charla.
Tampoco podíamos imaginar ese día que iban a borrar todos los tuits. Personalmente, quise responder a algunos que les insultaba, porque en ningún momento pensé que el tuit fuera ofensivo. Pudo ser ofensivo para algunos, aunque mensajes muchos más fuertes leí sobre Trump y lo que va a suponer para el mundo.
Saberse únicos, los hace grandes. Nadie les puede restar un milímetro de su logro. Sin embargo, olvidaron la humildad ante quienes fuimos a aprender de ellos.
¡¡Suerte en México, chicos!!